Aristóteles: “Enojarse es fácil, pero
enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento
adecuado, eso es cosa de sabios”
Los seres humanos somos seres
esencialmente emocionales. De allí la cita de Aristóteles. Una emoción es un
estado psicobiológico que incluye un afecto o sentimiento, sus pensamientos
característicos y una variedad de tendencia a actuar. El tiempo en que se
manifiesta una emoción como la alegría o el miedo es mucho más rápido que la
explicación racional que podemos tener de ellas. Muchas personas se quejan de
sus estados emocionales negativos y se sienten dominados por ellos, creyendo
que no pueden interceder en sus emociones. ¿Cuál es la función de las emociones?
¿Siempre es necesario reprimir los sentimientos negativos como la tristeza, la
ira o el miedo? ¿Cómo inciden las emociones en los niveles de salud?
Desde el inicio de la vida las
emociones ocuparon un lugar fundamental para la supervivencia tanto de los animales
como de los seres humanos. Por ejemplo el miedo y la ira emociones
indispensables que preparan al cuerpo para poder defenderse de los
depredadores. Sin embargo, distintas investigaciones comprueban que las
emociones negativas como la ira, la tristeza, la preocupación o el miedo
sostenido en el tiempo y aplicada en contextos inapropiados puede perjudicar el equilibrio del organismo
afectando al sistema inmunológico, el funcionamiento cardiovascular y pueden
convertirse en factores de riesgo para la predisposición o manifestación de distintas
enfermedades psicosomáticas.
También existe suficiente
evidencia científica que afirma que las emociones positivas incrementan los
niveles de felicidad y por lo tanto de salud. Llamamos emociones positivas a la
paciencia, la alegría, el optimismo, las gratificaciones, la solidaridad entre
otras. Fredrickson afirma
que las emociones positivas tienen un objetivo fabuloso en la evolución.
Amplían nuestros recursos intelectuales, físicos y sociales y los hacen más
perdurables, acrecientan las reservas a las que podemos recurrir cuando se nos
presenta una amenaza o una oportunidad.
Sin embargo, nuevas investigaciones de Gruber, Iris B. Mauss and Maya Tamir A Dark
Side of Happiness? arrojan una perspectiva diferente sobre las emociones
negativas y afirman que tanto las emociones positivas como el intento de
control y supresión de las emociones negativas en determinadas circunstancias
pueden desembocar en comportamientos perjudiciales para la salud. Una postura interesante
y novedosa. Por ejemplo una persona que experimenta elevados niveles de
felicidad puede mostrar comportamientos inapropiados, desembocando en conductas
de riesgo o negligencia, como puede ocurrir en los casos extremos de manía
pudiendo el individuo tener una noche excesivamente festiva y llevar a cabo
alguna conducta de riesgo. Sin llegar a pensar en patologías extremas,
investigaciones comprobaron que estados elevados de felicidad dificulta la
visión de problemas o situaciones que requieren
necesariamente intervención para su solución, como en el caso de un
estoico conformista. Aaron Beck también afirman que no siempre resulta
apropiado controlar, o reprimir los sentimientos negativos, debido a que esto
puede provocar un sobreesfuerzo que el individuo no puede lograr, sintiéndose
luego culpable y más deprimido por no poder complacer los reclamos de los
demás, como por ejemplo que deje de estar deprimido y se levante de una vez de
la cama. Levitt, Brown, Orsillo, and Barlow (2004) asignaron al azar a participantes
con trastornos de pánico tres consignas (aceptación, supresión o control) les administraron dióxido de carbono lo que
gatilla ataque de pánico, los participantes con actitud de aceptación
manifestaron sentirse menos ansiosos en comparación al resto de los grupos. Ciertos
tipos de terapias basadas en la aceptación de los sentimientos, como el
mindfulness demostraron que al cabo de unos meses a partir de la aceptación vs.
la supresión de las emociones negativas disminuyeron los síntomas de ansiedad y
depresión. Estos resultados intrigantes nos permiten concluir que no siempre la
supresión de emociones negativas más la búsqueda de emociones positivas
desembocan en resultados beneficiosos para todos.
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