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sábado, 7 de febrero de 2015

El lado oscuro de las emociones positivas y negativas


Aristóteles: “Enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado, eso es cosa de sabios”

Los seres humanos somos seres esencialmente emocionales. De allí la cita de Aristóteles. Una emoción es un estado psicobiológico que incluye un afecto o sentimiento, sus pensamientos característicos y una variedad de tendencia a actuar. El tiempo en que se manifiesta una emoción como la alegría o el miedo es mucho más rápido que la explicación racional que podemos tener de ellas. Muchas personas se quejan de sus estados emocionales negativos y se sienten dominados por ellos, creyendo que no pueden interceder en sus emociones. ¿Cuál es la función de las emociones? ¿Siempre es necesario reprimir los sentimientos negativos como la tristeza, la ira o el miedo? ¿Cómo inciden las emociones en los niveles de salud?
Desde el inicio de la vida las emociones ocuparon un lugar fundamental para la supervivencia tanto de los animales como de los seres humanos. Por ejemplo el miedo y la ira emociones indispensables que preparan al cuerpo para poder defenderse de los depredadores. Sin embargo, distintas investigaciones comprueban que las emociones negativas como la ira, la tristeza, la preocupación o el miedo sostenido en el tiempo y aplicada en contextos inapropiados  puede perjudicar el equilibrio del organismo afectando al sistema inmunológico, el funcionamiento cardiovascular y pueden convertirse en factores de riesgo para la predisposición o manifestación de distintas enfermedades psicosomáticas.
También existe suficiente evidencia científica que afirma que las emociones positivas incrementan los niveles de felicidad y por lo tanto de salud. Llamamos emociones positivas a la paciencia, la alegría, el optimismo, las gratificaciones, la solidaridad entre otras. Fredrickson afirma que las emociones positivas tienen un ob­jetivo fabuloso en la evolución. Amplían nuestros recursos inte­lectuales, físicos y sociales y los hacen más perdurables, acrecien­tan las reservas a las que podemos recurrir cuando se nos presenta una amenaza o una oportunidad.
Sin embargo, nuevas investigaciones de Gruber, Iris B. Mauss and Maya Tamir A Dark Side of Happiness? arrojan una perspectiva diferente sobre las emociones negativas y afirman que tanto las emociones positivas como el intento de control y supresión de las emociones negativas en determinadas circunstancias pueden desembocar en comportamientos perjudiciales para la salud. Una postura interesante y novedosa. Por ejemplo una persona que experimenta elevados niveles de felicidad puede mostrar comportamientos inapropiados, desembocando en conductas de riesgo o negligencia, como puede ocurrir en los casos extremos de manía pudiendo el individuo tener una noche excesivamente festiva y llevar a cabo alguna conducta de riesgo. Sin llegar a pensar en patologías extremas, investigaciones comprobaron que estados elevados de felicidad dificulta la visión de problemas o situaciones que requieren  necesariamente intervención para su solución, como en el caso de un estoico conformista. Aaron Beck también afirman que no siempre resulta apropiado controlar, o reprimir los sentimientos negativos, debido a que esto puede provocar un sobreesfuerzo que el individuo no puede lograr, sintiéndose luego culpable y más deprimido por no poder complacer los reclamos de los demás, como por ejemplo que deje de estar deprimido y se levante de una vez de la cama. Levitt, Brown, Orsillo, and Barlow (2004) asignaron al azar a participantes con trastornos de pánico tres consignas (aceptación, supresión o control)  les administraron dióxido de carbono lo que gatilla ataque de pánico, los participantes con actitud de aceptación manifestaron sentirse menos ansiosos en comparación al resto de los grupos. Ciertos tipos de terapias basadas en la aceptación de los sentimientos, como el mindfulness demostraron que al cabo de unos meses a partir de la aceptación vs. la supresión de las emociones negativas disminuyeron los síntomas de ansiedad y depresión. Estos resultados intrigantes nos permiten concluir que no siempre la supresión de emociones negativas más la búsqueda de emociones positivas desembocan en resultados beneficiosos para todos.



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