Vistas de página en total

jueves, 27 de junio de 2013

Vergüenza, timidez y trastorno de ansiedad social.



La vergüenza es una de las emociones que las personas pueden describir ante determinadas situaciones vividas con nerviosismo, inquietud, y una mezcla de sentimientos como el enojo y la tristeza. Si bien es una emoción frecuente y esperable, en situaciones nuevas, cobra real significatividad cuando la persona identifica una exacerbación de los síntomas fisiológicos que experimenta (sonrojamiento, temblor, titubeo al hablar, bloqueo) debido a que interpretan la realidad como un verdadero  riesgo para sí mismo.
La vergüenza se asocia con el deshonor, la desgracia o la reprobación. Asociada a la timidez representa un temor frente a la idea de ser observado y/o evaluado. Si bien no necesariamente representa un problema sino un tiempo previo necesario ante situaciones nuevas para dar paso al desarrollo de la confianza en el otro, existen factores que dificultan comprender y discriminar las situaciones en las que afecta al desarrollo de habilidades sociales para el establecimiento de relaciones satisfactorias y gratificantes en los diferentes ámbitos.
El filósofo Emmanuel Kant afirmaba que la vergüenza es heterónoma, es decir, una acción que esta por fuera del dominio del individuo, considerando a esta acción como no moral, no es el individuo propiamente quien toma sus decisiones sino que son intervenidas. Bajo este punto de vista no se pueden hacer las cosas con libertad. Lo contrario sería la autonomía.

Tomando este concepto se puede explicar la sensación de falta de dominio y control de determinadas situaciones sociales, (por ejemplo, participar de reuniones, dar charlas o exposiciones en espacios educativos o laborales, enfrentar el inicio en una posible relación amorosa, invitar a una mujer a salir, tratar con personas de autoridad, etc.). La interpretación que se efectúa en ese momento está centrada en lo que los demás pueden pensar o sentir acerca de él, lo cual va inhibiendo la intención primera de mostrarse y dejarse ver. De modo tal, que siguiendo el pensamiento Kantiano no es el individuo quien elige como y cuando iniciar y disfrutar de las interacciones sociales sino que pareciera que necesita obedecer a las expectativas que cree debe complacer y ante las que se siente incapaz, de allí, la importancia del concepto de vergüenza porque representa la humillación y falta de dignidad, falta de valoración, de sentirse capaz de crear y expresar algo digno de sí.

La dificultad para desarrollar la autonomía y fortalecer la autoestima puede quedar invisibilizada en actos de escape y evitación. Muchas personas prefieren perder beneficios y ceder logros antes que seguir reforzando su sometimiento. Creen haber participado del encuentro con los demás, pero no estaban con su ser, no logran mostrarse espontáneamente sino dependiendo de las reacciones de los demás, de esta manera en este desconocimiento de sutiles mecanismo de evitación el individuo queda resguardado, sufre pero lo cree natural.  El joven adulto, (Por lo general es la edad de comienzo de la fobia social), se recuerda a si mismo como una persona “callada”, que estaba en el grupo pero no participaba, que se sentía tranquilo alejado de los grupos y que esto no representaba un problema real.
Esta modalidad de interactuar produce un gran sufrimiento y culpa por no logra alcanzar el ideal imaginado. Implica una pérdida en la capacidad para disfrutar y crear junto a los demás.  Durante el tratamiento se evaluará como ha llegado a la situación actual, tomar conciencia y conocer las factores que predisponen a estos comportamientos, ayudan a crear nuevos mecanismo para enfrentar situaciones que brindaran autoconfianza y seguridad.

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario