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miércoles, 23 de enero de 2013

Acerca de los ataques de pánico o crisis de angustia y su abordaje


La descripción fenomenológica del ataque de pánico involucra síntomas fisiológicos o somáticos como:

1.     Palpitaciones

2.     Sudoración

3.     Temblores y sacudidas

4.     Sensación de ahogo

5.     Sensación de atragantamiento

6.     Opresión o malestar torácico

7.     Nauseas o molestias abdominales

8.     Inestabilidad, mareo o sensación de desmayo

Síntomas cognitivos como;

9.     Desrealización o despersonalización

10. Miedo a volverse loco o descontrolarse

11. Miedo a morir

Se considera como un problema neurobiológico por la medicina, las crisis se clasifican en:

-         Completas o típicas (si tiene 4 o más síntomas)

-         Incompletas o de síntomas limitados (con menos de 4 síntomas)

En cuanto a las circunstancias determinantes de su aparición, se dividen en:

-         Inesperadas o espontáneas. Son aquellas en las que no puede detectarse un factor causal y ocurren comúnmente al comienzo del Ataque de pánico.

-         Situacionales: se desencadenan por la exposición a un estímulo atemorizante y aún por la anticipación el mismo.

La demanda de pacientes con trastornos de ansiedad se va incrementado. En principio es necesario realizar una evaluación en el que se explayaran además de la presencia de los síntomas antes mencionados, la intensidad, la frecuencia y momento de aparición de los mismos. Luego   se recurrirá a el tratamiento farmacológico en los casos que fuera necesario, pues intentar avanzar con una tratamiento solamente psicológico en pacientes desbordados por la angustia sería insuficiente e infructuoso. Muchas veces se cree que el inicio de un tratamiento con psicofármacos es una vía de acceso a la dependencia, lo cual no es más que un prejuicio, puesto que con el adecuado seguimiento médico, se le irá indicando al paciente no solo cual será la medicación recomendada sino también, la dosis y luego de un período estipulado se le indicará reducir la medicación hasta prescindir de ella, paralelamente el individuo continuará con el tratamiento psicológico pertinente que le brindará las herramientas para comprender y afrontar las crisis de angustia.

Existen distintos tipos de enfoques terapéuticos para los trastornos de ansiedad. Pero me gustaría hacer especial hincapié en la puja entre la teoría psicoanalítica y las terapias cognitivas conductuales. ¿Cuáles son las diferencias entre ambas?

El paradigma cognitivo conductual está orientado  a resolver el problema que afecta al paciente en el tiempo presente, no se ocupa de indagar los orígenes de los temores, apunta a cambiar el pensamiento y el comportamiento del paciente frente a sus síntomas, para ayudar a afrontarlos y a cambiar las asociaciones automáticas que establecía entre las sensaciones corporales y los pensamientos de miedo. En mi opinión, recurrir a estrategias de abordajes cognitivos conductuales es de enorme eficacia en el primer momento de la situación de angustia del paciente, pues le brinda herramientas a las que podrá recurrir en los momentos que se encuentre preocupado por la aparición de los síntomas.

La teoría psicoanalítica atenderá a la posición subjetiva del paciente, donde la angustia encarnada en la desesperación, es una angustia que arrasa y que a diferencia de la fobia específica no puede nombrar ningún objeto. Como ocurre en las neurosis de angustia más frecuente durante la infancia, como puede ser la fobia escolar, o la fobia a determinados animales. En el ataque de pánico el cuerpo queda atrapado en un terror inefable. El encuentro con el análisis propicia la invitación al despliegue de una angustia que podrá devenir deseo y que no es la angustia de muerte, ni la de terror a enloquecer y que no se remite únicamente a la salida de un encuadre desesperante en el que se preferiría no estar. La angustia en análisis podrá permitir el comienzo de un recorte, que acote el goce persistente, permitiendo el desfiladero por sus sentidos polifónicos.



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