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miércoles, 11 de julio de 2012

Sobreprotección y los efectos en la estructuración psíquica


"Para usar un objeto es preciso que el sujeto haya desarrollado una capacidad que le permita usarlos. Esto forma parte del paso al principio de realidad”.
Este pensamiento corresponde al pediatra y psicoanalista Donald Winnicott quien se interesó en estudiar la construcción de la realidad partiendo de una primera situación ilusoria entre el bebé y la madre, momento necesario para el pasaje desde una plena y necesaria dependencia de subsistencia hacia un estadio posterior de mayor y progresiva autonomía e independencia, que va a posibilitar, si es que las condiciones están dadas, el acceso al proceso secundario.  Se interesó también por las experiencias creativas, y enfatizó la capacidad para jugar como condición fundamental del pensamiento simbólico.
Resulta necesario reflexionar sobre los procesos psíquicos y las historias vitales de la temprana infancia para entender el devenir de cada sujeto.
En particular voy a recortar una modalidad particular de crianza que puede incidir desfavorablemente en el desarrollo psíquico de los niños y que se expresa en diferentes síntomas que comúnmente se hacen visibles en la escuela. 
En la medida en que otro significativo va acompañando al niño tanto en la comprensión empática de sus tensiones internas como en los procesos de investimiento del mundo externo, el niño si cuenta con un ambiente facilitador puede ir accediendo a procesos de conocimiento simbólicos. Pero si este acompañamiento, aunque no sea el único, se caracteriza por una dificultad en la interpretación empática del niño y queda acotada circunstancias narcisistas parentales ligadas a los propios temores e inseguridades  puede presentarse como obstaculizador para el posterior desarrollo saludable del sujeto.
Un niño que siempre o casi siempre quiere hacer lo que él quiere, encontrará dificultades  para la adaptación al principio de realidad. Esto es más frecuente que ocurra en la escuela y en menor medida en la ámbito familiar, pues es en él espacio público en donde el niño o el joven se confronta con circunstancias que convocan y ponen a prueba los recursos personales y subjetivos  para abordar múltiples situaciones y exigencias necesarias para el acceso a la escolarización. Voy a intentar explicar una modalidad de cuidado, la sobreprotección de los padres, que constituirá un factor que incide en  la emergencia de ciertos comportamientos.
Una mamá que tiene a su hijo de 6 años en tratamiento por dificultades escolares se comunica preocupada porque el niño expresa durante una crisis de angustia que no quiere ir a la escuela, no quiere continuar con el tratamiento, entre otras negativas, la mamá se encuentra desbordada porque no comprende el motivo de tremendo enojo. Madre e hijo participan de una sesión posterior. Cuando ambos ingresan al consultorio dirijo algunas preguntas al niño que no demora en responder su mamá, posteriormente el niño a quien no le resulta sencillo escuchar, ya que suele taparse los oídos, grita, puede intentar golpear o autoagredirse, intensifica sus conductas oposicionistas,  durante  un juego no respeta las normas y no tolera perder a pesar de que la mamá le explica pacientemente como debe jugar, intenta tranquilizarlo pero no se percata de que en su ansiedad por atender a la urgencia de controlar la conducta del niño no puede acercarse empáticamente a él. Esta mamá parece  preocupada por corregir y lograr en el niño la conducta deseada, le dice lo que no debe hacer, habla en su lugar y hace en su lugar.
Retomando la cita de winnicott, podríamos preguntarnos ¿Cómo es posible que sobrevenga una capacidad que permita apropiarse de los objetos, agregaría, creativamente? Según Winnicott, sería necesario un ambiente facilitador que garantice el cumplimiento de funciones favorecedoras  que podría pensarse  como la capacidad primordial de la confianza en la potencialidad del  niño. En aquello que expresa, que dice o haga, independientemente de que complazca o no a la voluntad de los padres o de la escuela, pues la resistencia aparece en la búsqueda desesperada de las causas, explicaciones y soluciones inmediatas. En esa búsqueda  puede aparecer una madre que resguarda celosamente al hijo, lo cuida, lo acompaña de manera sistematizada con una fuerte tenacidad pero que sin embargo no es suficiente para el despliegue de la potencialidad creativa, pues, ocurre que se trata de niños que suelen realizar juegos repetitivos, monótonos, que no arriesgan, no ensayan con frecuencia sino que se encuentran encapsulados, y esto  forma parte de la cotidianidad. Por lo general se puede tratar de niños con un gran nivel de agresividad, y con importantes motos de ansiedades persecutorias, pues no son indiferentes a las expectativas del mundo adulto.
Por eso, para que el niño pueda apropiarse activamente del mundo, debe acompañar Otro significativo que vaya desilusionando pero envistiendo a los objetos del exterior, que se lo presente para que pueda explorarlo y que pueda tolerar y no sofocar los impulsos agresivos, de manera que el niño logre abandonar las fantasías mágicas omnipotentes como único mecanismo percepción y adaptación al mundo.

Donald Winnicott Realidad y juego cap 6.

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