"Para usar un
objeto es preciso que el sujeto haya desarrollado una capacidad que le permita
usarlos. Esto forma parte del paso al principio de realidad”.
Este pensamiento
corresponde al pediatra y psicoanalista Donald Winnicott quien se interesó en
estudiar la construcción de la realidad partiendo de una primera situación
ilusoria entre el bebé y la madre, momento necesario para el pasaje desde una
plena y necesaria dependencia de subsistencia hacia un estadio posterior de
mayor y progresiva autonomía e independencia, que va a posibilitar, si es que
las condiciones están dadas, el acceso al proceso secundario. Se interesó también por las experiencias
creativas, y enfatizó la capacidad para jugar como condición fundamental del
pensamiento simbólico.
Resulta necesario
reflexionar sobre los procesos psíquicos y las historias vitales de la temprana
infancia para entender el devenir de cada sujeto.
En particular
voy a recortar una modalidad particular de crianza que puede incidir desfavorablemente
en el desarrollo psíquico de los niños y que se expresa en diferentes síntomas
que comúnmente se hacen visibles en la escuela.
En la medida en que otro
significativo va acompañando al niño tanto en la comprensión empática de sus
tensiones internas como en los procesos de investimiento del mundo externo, el
niño si cuenta con un ambiente facilitador puede ir accediendo a procesos de
conocimiento simbólicos. Pero si este acompañamiento, aunque no sea el único,
se caracteriza por una dificultad en la interpretación empática del niño y queda
acotada circunstancias narcisistas parentales ligadas a los propios temores e
inseguridades puede presentarse como
obstaculizador para el posterior desarrollo saludable del sujeto.
Un niño que
siempre o casi siempre quiere hacer lo que él quiere, encontrará
dificultades para la adaptación al
principio de realidad. Esto es más frecuente que ocurra en la escuela y en
menor medida en la ámbito familiar, pues es en él espacio público en donde el
niño o el joven se confronta con circunstancias que convocan y ponen a prueba
los recursos personales y subjetivos
para abordar múltiples situaciones y exigencias necesarias para el
acceso a la escolarización. Voy a intentar explicar una modalidad de cuidado,
la sobreprotección de los padres, que constituirá un factor que incide en la emergencia de ciertos comportamientos.
Una mamá que
tiene a su hijo de 6 años en tratamiento por dificultades escolares se comunica
preocupada porque el niño expresa durante una crisis de angustia que no quiere
ir a la escuela, no quiere continuar con el tratamiento, entre otras negativas,
la mamá se encuentra desbordada porque no comprende el motivo de tremendo
enojo. Madre e hijo participan de una sesión posterior. Cuando ambos ingresan
al consultorio dirijo algunas preguntas al niño que no demora en responder su
mamá, posteriormente el niño a quien no le resulta sencillo escuchar, ya que
suele taparse los oídos, grita, puede intentar golpear o autoagredirse,
intensifica sus conductas oposicionistas,
durante un juego no respeta las
normas y no tolera perder a pesar de que la mamá le explica pacientemente como
debe jugar, intenta tranquilizarlo pero no se percata de que en su ansiedad por
atender a la urgencia de controlar la conducta del niño no puede acercarse
empáticamente a él. Esta mamá parece
preocupada por corregir y lograr en el niño la conducta deseada, le dice
lo que no debe hacer, habla en su lugar y hace en su lugar.
Retomando la
cita de winnicott, podríamos preguntarnos ¿Cómo es posible que sobrevenga una
capacidad que permita apropiarse de los objetos, agregaría, creativamente?
Según Winnicott, sería necesario un ambiente facilitador que garantice el
cumplimiento de funciones favorecedoras
que podría pensarse como la
capacidad primordial de la confianza en la potencialidad del niño. En aquello que expresa, que dice o
haga, independientemente de que complazca o no a la voluntad de los padres o de
la escuela, pues la resistencia aparece en la búsqueda desesperada de las
causas, explicaciones y soluciones inmediatas. En esa búsqueda puede aparecer una madre que resguarda
celosamente al hijo, lo cuida, lo acompaña de manera sistematizada con una
fuerte tenacidad pero que sin embargo no es suficiente para el despliegue de la
potencialidad creativa, pues, ocurre que se trata de niños que suelen realizar
juegos repetitivos, monótonos, que no arriesgan, no ensayan con frecuencia sino
que se encuentran encapsulados, y esto
forma parte de la cotidianidad. Por lo general se puede tratar de niños
con un gran nivel de agresividad, y con importantes motos de ansiedades
persecutorias, pues no son indiferentes a las expectativas del mundo adulto.
Por eso, para
que el niño pueda apropiarse activamente del mundo, debe acompañar Otro
significativo que vaya desilusionando pero envistiendo a los objetos del
exterior, que se lo presente para que pueda explorarlo y que pueda tolerar y no
sofocar los impulsos agresivos, de manera que el niño logre abandonar las
fantasías mágicas omnipotentes como único mecanismo percepción y adaptación al
mundo.
Donald Winnicott Realidad y juego cap 6.
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