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martes, 29 de noviembre de 2011



Problemas en la escuela

Los llamados “Problemas de conducta y /o escolares” que se presentan en la escuela, arroja a docentes y padres al encuentro con diversos sentimientos. Las quejas son constantes; los padres muchas veces realizan esfuerzos infructuosos pretendiendo que el chico entienda de una buena vez que “debe portarse bien”, “que debe estudiar y prepararse para el futuro”, como la respuesta del hijo difiere a la esperada genera en la mayoría de los padres, enojo, cansancio, impotencia lo cual repercute negativamente en la convivencia familiar. Una de las estrategias más empleada por parte de los padres (cuando ya se encuentran superados por la situación) es acudir al castigo, por ejemplo privando de salidas o actividades que son valiosas para sus hijos. Y sin darse cuenta lo que hacen es acrecentar aún más la distancia y el desencuentro con el hijo.
Durante el tratamiento familiar, los padres logran vislumbrar las actitudes y los comportamiento que están acentuando los síntomas, si bien este primer paso es necesario no es suficiente, puesto que no hay que olvidar que también el hijo es partícipe de la dinámica familiar y responsable de la causación del síntoma. Dependiendo del caso, la acción de los padres puede variar y acentuar inconcientemente el conflicto vincular al punto de que puede llegar a volverse patógeno.
Considero que si existe un denominador común en todos los casos es la pregunta de que se puede hacer para revertir la modalidad vincular. Menciono algunas idas que pueden servir de ayuda:
-Tener conciencia del nivel de irritabilidad y enojo que provoca el hijo. Poder reflexionar acerca de que es lo que irrita tanto y no olvidar que si bien esta puede ser una manera de descarga para el padre o la madre, el niño o adolescente es un “hijo” y nosotros como padres tenemos la responsabilidad de resguardar su integridad física y mental. Gestos o formas despectivas de dirigirse dejan huellas negativas que marcaran los primeros pasos en la conformación de la autoestima del niño.
-En el momento de establecer un vínculo sano con el niño, este puede promoverse mediante un juego o alguna actividad donde ambos estén realmente conectados el uno con el otro, disfrutando de algún momento. Por ello sugiero que el encuentro no solo lo proponga el hijo sino también los padres de este manera se puede ayudar a sentir que uno hace algo que también le gusta y es muy probable que el chico también así lo sienta.
-Con frecuencia los padres están cansados de “ayudar” a los hijos, sin percatarse de que la forma y las estrategias que están llevando a cabo contrariamente a lo esperado exacerban las conductas no deseadas. Se suele escuchar a padres decir que invierten dinero y tiempo por ejemplo en la educación de su hijo, preocupándose constantemente, transmiten esta actitud y el niño u adolescente no encuentra en estas acciones un verdadero sostenimiento sino críticas negativas porque a pesar de todo lo que le dan el chico “no cambia”. Por ello, es importante reflexionar e intentar poner en marchas otras estrategias de abordaje ante las diversas situaciones.
-También es importante promover y facilitar espacios y tiempo de comunicación verbal. El diálogo es fundamental para poder conocernos y para tener una idea de quien está delante de nosotros. Justamente en los casos de problemas de conducta, trastornos alimentarios, u otras enfermedades orgánicas psicosomáticas, sin duda existe un déficit en la posibilidad de encontrarse con el otro y consigo mismo de una manera simbólica, con esto quiero decir, que el niño a partir del vínculo sano, haya podido incorporar recursos personales que permanecerán el resto de sus vidas. Y estas expresiones disfuncionales constituyen una manera de señalar la ansiedad, la angustia, que no encuentra otra forma de expresión saludable.

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