
Los padres de hoy no saben poner límites
La conclusión se desprende de un estudio hecho en Argentina. Cuáles son sus principales temores y las diferencias entre padres y madres.
28/01/2009
La autoridad de los padres se ha perdido porque, en general, para ellos resulta más fácil decir queLos padres de hoy en día no saben poner límites a sus hijos adolescentes, pese a que los problemas tanto al interior de la familia como los que rodean a los chicos en el “mundo exterior” preocupan cada vez más. Así lo determinó una encuesta realizada por la consultora D´Alessio Irol, en donde se encuestó a padres y madres de adolescentes de entre 13 y 24 años y de donde surgieron, como problemáticas preocupantes, las drogas, el alcohol, el sexo, la falta de límites y la noche.
La autoridad de los padres se ha perdido porque, en general, para ellos resulta más fácil decir que sí a decir que no. Así interpretó los resultados la socióloga Nora D’Alessio. “Decirle que ‘sí’ a un adolescente es más fácil, porque ahorra tiempo en discusiones y justificaciones desgastantes. Sin embargo, no es lo mejor a largo plazo: a veces hay que aprender a decir ‘no’. Hoy, los padres se están encontrando con los resultados de no animarse a poner los límites cuando son necesarios, y eso les preocupa”, explica D’Alessio.
Entre los principales peligros que destacan los padres para los jóvenes y adolescentes se encuentran los robos, la falta de límites, las drogas, la falta de oportunidades y la falta de modelos de conducta. El análisis distingue, además, entre los “problemas de afuera” y los “problemas de adentro”. El primer grupo hace alusión al miedo a los robos, los accidentes, las enfermedades, las agresiones y la discriminación. En el segundo grupo se encuentran los temas relacionados con la educación, la preparación y las fallas a la hora de marcar límites.
Hombres y mujeres, con preocupaciones diferentes. Mientras que los padres varones suelen preocuparse más por los temas relacionados a la educación y los límites, las mujeres tienden a prestar más atención a las agresiones que pueden sufrir los jóvenes en el mundo exterior.
En cuanto a las salidas nocturnas, las madres se muestran más permisiva s que los padres varones. Sin embargo, el estudio deja saber que casi todos los padres que dan permiso a sus hijos piden detalles sobre a donde van a ir, con quién, a qué hora y cuál es el ambiente de ese espacio. Además, pese a que dan permiso para salir, nueve de cada diez padres suelen quedar con sensación de inseguridad cuando los chicos no están por las noches en sus casas.
Fuente: Elacontecer.com
La conclusión se desprende de un estudio hecho en Argentina. Cuáles son sus principales temores y las diferencias entre padres y madres.
28/01/2009
La autoridad de los padres se ha perdido porque, en general, para ellos resulta más fácil decir queLos padres de hoy en día no saben poner límites a sus hijos adolescentes, pese a que los problemas tanto al interior de la familia como los que rodean a los chicos en el “mundo exterior” preocupan cada vez más. Así lo determinó una encuesta realizada por la consultora D´Alessio Irol, en donde se encuestó a padres y madres de adolescentes de entre 13 y 24 años y de donde surgieron, como problemáticas preocupantes, las drogas, el alcohol, el sexo, la falta de límites y la noche.
La autoridad de los padres se ha perdido porque, en general, para ellos resulta más fácil decir que sí a decir que no. Así interpretó los resultados la socióloga Nora D’Alessio. “Decirle que ‘sí’ a un adolescente es más fácil, porque ahorra tiempo en discusiones y justificaciones desgastantes. Sin embargo, no es lo mejor a largo plazo: a veces hay que aprender a decir ‘no’. Hoy, los padres se están encontrando con los resultados de no animarse a poner los límites cuando son necesarios, y eso les preocupa”, explica D’Alessio.
Entre los principales peligros que destacan los padres para los jóvenes y adolescentes se encuentran los robos, la falta de límites, las drogas, la falta de oportunidades y la falta de modelos de conducta. El análisis distingue, además, entre los “problemas de afuera” y los “problemas de adentro”. El primer grupo hace alusión al miedo a los robos, los accidentes, las enfermedades, las agresiones y la discriminación. En el segundo grupo se encuentran los temas relacionados con la educación, la preparación y las fallas a la hora de marcar límites.
Hombres y mujeres, con preocupaciones diferentes. Mientras que los padres varones suelen preocuparse más por los temas relacionados a la educación y los límites, las mujeres tienden a prestar más atención a las agresiones que pueden sufrir los jóvenes en el mundo exterior.
En cuanto a las salidas nocturnas, las madres se muestran más permisiva s que los padres varones. Sin embargo, el estudio deja saber que casi todos los padres que dan permiso a sus hijos piden detalles sobre a donde van a ir, con quién, a qué hora y cuál es el ambiente de ese espacio. Además, pese a que dan permiso para salir, nueve de cada diez padres suelen quedar con sensación de inseguridad cuando los chicos no están por las noches en sus casas.
Fuente: Elacontecer.com
La nota de El acontecer resume las preocupaciones parentales más usuales y las dificultades a la hora de implementar las estrategias para que sus hijos adolescentes los obedezcan.
Durante la adolescencia los jóvenes comienzan a sufrir una serie de transformaciones provocadas por el pasaje de la niñez a la pubertad acompañada por alteraciones biológicas y hormonales que afectan no solo a su cuerpo físico ya que cada adolescente va a vivenciar esta mutación de diversa manera de acuerdo a su fortaleza psicológica y al acompañamiento que esté dispuesta a brindar la familia.
En alusión al artículo se pueden mencionar al menos dos factores que se han de tener en cuenta para comprender la problemática. A saber, la puesta de límites y en segundo lugar, los temores externos, que se encarnan en la vida nocturna fuera del hogar y de la supervisión directa de los padres.
La autoridad parental no debería quedar reducida a la obediencia automática del joven a cualquier costo. Muy frecuentemente se utiliza la coerción o la violencia para imponer la palabra paterna en nombre del propio bien del chico o como menciona el artículo la total ausencia de límites. Ambas modalidades son igual de dañinas por abuso o por omisión, ya que el chico no termina de comprender, aceptar e internalizar las normas morales, de autocuidado y respeto por los demás.
Probablemente sea más sencillo concentir o agredir abusívamente al joven con tal de que no se exponga a los peligros o cumpla con sus obligaciones escolares. Sin embargo, estas modalidades de educación ejercidas ya sea por padres, docentes o cualquier agente social que represente la autoridad profundiza el distanciameinto entre las brechas generacionales conduciendo hacia la incomunicación que queda representada en el malestar adolescente en sus diversas fomas, adicción, deserción escolar, embarazo adolescente, rebeldía desmesurada etc.
La educación en valores y en una autoridad construida desde la primera infancia a partir de la orientación clara, firme y coherente, que aliente la adquisición gradual de autonomía, favorecerá al joven en la toma de decisiones pensadas y no impulsivas, alentando su crecimiento individual y social. Lo cual también ayudará al joven a tomar conciencia y evaluar las situaciones de riesgo a las que muchas veces se ve expuesto aunque no necesariamente sea siempre partícipe de ellas .
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