
DEPRESIÓN: determinantes sociales y pensamientos distorsionados
En distintos momentos de la vida experimentamos diversos sentimientos y emociones, algunos de los cuales pueden ser provocados por circunstancias concretas y reales, tanto la felicidad que sentimos ante el nacimiento de un hijo o la tristeza provocada por la pérdida de un puesto de trabajo, reprobar un examen, o una reciente separación
Desde siempre al hombre le preocupó alcanzar la felicidad, este es un concepto abordado desde la antigüedad, existen distintas opiniones filosóficas al respecto y claro está la manera de comprenderla depende en gran medida del contexto social y cultural que se atraviese.
En las grandes ciudades estamos acostumbrados a que la sociedad de consumo nos ofrezca muy buenos métodos y objetos para satisfacer de alguna manera este complejo objetivo, estamos expuestos a una infinita oferta de productos y servicios que por dinero nos ofrecen las claves para ser valorados por los demás y vernos “lindos y felices”, influyendo desde muy pequeños en la conformación de la representación del estereotipo de hombre y mujer “exitosa”, sumando cada vez más requisitos a la infinita cadena de cualidades que el hombre postmoderno debe reunir para sentirse pleno, en esta carrera voraz muchas veces dejamos a un costado una serie de cuestiones más personales, subjetivas y humanas, pero como son muy difíciles de reconocer el objeto material se vuelve condición necesaria y sostenedor del vínculo, que quizá haya perdido su carácter de humanización, y que entonces cobrará desventajas afectivas. En este contexto la tristeza o la angustia constituyen sentimientos que se deben evadir para que no opaquen nuestras vidas. Hay muchas maneras de negarlos y reprimirlos, por ejemplo en los distintos tipos de adicciones, y en el consumo abusivo y mecánico de los productos ofrecidos por el sistema capitalista. Así muchas veces se vive sin saber cual es el verdadero sentido de nuestras vidas. Por ello, en realidad creo que es importante subrayar que la persona que es capaz de sentir, tristeza, angustia o temor está más apta para la maduración durante la vida.
De a cuerdo a mi experiencia son cada vez más los casos de hombres y mujeres que consultan por una serie de sentimientos como tristeza, desánimo, distimia, anhedonia, desesperanza, sensación de fracaso, insatisfacción, irritación, desinterés en las cosas y personas. El sujeto suele tener dificultades para tomar decisiones. También se sienten cansados, “cuesta arrancar”, en ocasiones existe pérdida de apetito aunque también hay casos en los que el paciente come excesivamente, todos estas conductas complejizan el cuadro. Puede presentar dificultades para dormir, como por ejemplo insomnio. Prevalece un permanente rumiar en el pasado, y lamentarse de las cosas que podrían haber hecho y no hicieron. También son frecuentes las fantasías e ideas suicidas.
Estos estados de ánimo, muchas veces pasan desapercibidos y son interpretados por la persona como momentos pasajeros. Lo que alienta esta conclusión es que, los estados depresivos se hacen presentes no de manera crónica sino como estadios agudos en los cuales los sentimientos depresivos se acentúan y luego pueden desaparecer, lo que resulta importante resaltar es que si estamos ante la presencia de una verdadera depresión, cuando vuelven a surgir esta serie de emociones, sentimientos y conductas, lo hacen con mayor fuerza y cada vez resulta más difícil superarlos por si solo. Por lo general, la consulta se efectúa cuando la persona siente que estos sentimientos se vuelven incontrolables, no logra dominarlos, y los pensamientos lo acosan permanentemente, se siente solo y cansado, hasta que tiene la convicción de que nada cambiará, y que nada vale la pena, cuesta continuar con la vida cotidiana, el esfuerzo es desmesurado. La visión del mundo es pesimista, asignando a su vida personal la idea de un sin sentido. Por lo general la persona llega a la consulta con pocas esperanzas de mejoría dada la distorsión que presenta al percibir la realidad, es decir entiende que en el mundo no existe un lugar digno para él y que por lo tanto ningún esfuerzo personal garantizará alguna mejoría, así también ocurre que no valora ni reconoce las palabras de aliento de familiares y amigos, ya que cree que lo hacen no porque realmente sea así sino porque sienten lástima o piedad.
Ante este sufrimiento sostenido en el tiempo, hay personas que optaran por adaptarse y someterse a su depresión lo cual constituye una decisión bastante arriesgada, mientras que otras podrán tener en algún momento un grado de conciencia subjetiva que les permita tomar una decisión más saludable, ya que la depresión no es una enfermedad que se pueda superar mágicamente.
El tratamiento psicológico está orientado en principio a conocer cuales son los tipos de pensamientos que preponderan, los cuales frecuentemente están apartados del sentido común. Con la guía de un terapeuta probablemente logre reconocer los pensamientos, fantasías e ideas que determinan su manera de sentir, ese es el comienzo para un cambio en su comportamiento. Su forma de interpretar la realidad está alterada y puede resultar altamente oportuno solicitar una intervención terapéutica que le permita reflexionar acerca de su manera de interpretar los hechos, sentirse y en consecuencia comportarse.
Desde siempre al hombre le preocupó alcanzar la felicidad, este es un concepto abordado desde la antigüedad, existen distintas opiniones filosóficas al respecto y claro está la manera de comprenderla depende en gran medida del contexto social y cultural que se atraviese.
En las grandes ciudades estamos acostumbrados a que la sociedad de consumo nos ofrezca muy buenos métodos y objetos para satisfacer de alguna manera este complejo objetivo, estamos expuestos a una infinita oferta de productos y servicios que por dinero nos ofrecen las claves para ser valorados por los demás y vernos “lindos y felices”, influyendo desde muy pequeños en la conformación de la representación del estereotipo de hombre y mujer “exitosa”, sumando cada vez más requisitos a la infinita cadena de cualidades que el hombre postmoderno debe reunir para sentirse pleno, en esta carrera voraz muchas veces dejamos a un costado una serie de cuestiones más personales, subjetivas y humanas, pero como son muy difíciles de reconocer el objeto material se vuelve condición necesaria y sostenedor del vínculo, que quizá haya perdido su carácter de humanización, y que entonces cobrará desventajas afectivas. En este contexto la tristeza o la angustia constituyen sentimientos que se deben evadir para que no opaquen nuestras vidas. Hay muchas maneras de negarlos y reprimirlos, por ejemplo en los distintos tipos de adicciones, y en el consumo abusivo y mecánico de los productos ofrecidos por el sistema capitalista. Así muchas veces se vive sin saber cual es el verdadero sentido de nuestras vidas. Por ello, en realidad creo que es importante subrayar que la persona que es capaz de sentir, tristeza, angustia o temor está más apta para la maduración durante la vida.
De a cuerdo a mi experiencia son cada vez más los casos de hombres y mujeres que consultan por una serie de sentimientos como tristeza, desánimo, distimia, anhedonia, desesperanza, sensación de fracaso, insatisfacción, irritación, desinterés en las cosas y personas. El sujeto suele tener dificultades para tomar decisiones. También se sienten cansados, “cuesta arrancar”, en ocasiones existe pérdida de apetito aunque también hay casos en los que el paciente come excesivamente, todos estas conductas complejizan el cuadro. Puede presentar dificultades para dormir, como por ejemplo insomnio. Prevalece un permanente rumiar en el pasado, y lamentarse de las cosas que podrían haber hecho y no hicieron. También son frecuentes las fantasías e ideas suicidas.
Estos estados de ánimo, muchas veces pasan desapercibidos y son interpretados por la persona como momentos pasajeros. Lo que alienta esta conclusión es que, los estados depresivos se hacen presentes no de manera crónica sino como estadios agudos en los cuales los sentimientos depresivos se acentúan y luego pueden desaparecer, lo que resulta importante resaltar es que si estamos ante la presencia de una verdadera depresión, cuando vuelven a surgir esta serie de emociones, sentimientos y conductas, lo hacen con mayor fuerza y cada vez resulta más difícil superarlos por si solo. Por lo general, la consulta se efectúa cuando la persona siente que estos sentimientos se vuelven incontrolables, no logra dominarlos, y los pensamientos lo acosan permanentemente, se siente solo y cansado, hasta que tiene la convicción de que nada cambiará, y que nada vale la pena, cuesta continuar con la vida cotidiana, el esfuerzo es desmesurado. La visión del mundo es pesimista, asignando a su vida personal la idea de un sin sentido. Por lo general la persona llega a la consulta con pocas esperanzas de mejoría dada la distorsión que presenta al percibir la realidad, es decir entiende que en el mundo no existe un lugar digno para él y que por lo tanto ningún esfuerzo personal garantizará alguna mejoría, así también ocurre que no valora ni reconoce las palabras de aliento de familiares y amigos, ya que cree que lo hacen no porque realmente sea así sino porque sienten lástima o piedad.
Ante este sufrimiento sostenido en el tiempo, hay personas que optaran por adaptarse y someterse a su depresión lo cual constituye una decisión bastante arriesgada, mientras que otras podrán tener en algún momento un grado de conciencia subjetiva que les permita tomar una decisión más saludable, ya que la depresión no es una enfermedad que se pueda superar mágicamente.
El tratamiento psicológico está orientado en principio a conocer cuales son los tipos de pensamientos que preponderan, los cuales frecuentemente están apartados del sentido común. Con la guía de un terapeuta probablemente logre reconocer los pensamientos, fantasías e ideas que determinan su manera de sentir, ese es el comienzo para un cambio en su comportamiento. Su forma de interpretar la realidad está alterada y puede resultar altamente oportuno solicitar una intervención terapéutica que le permita reflexionar acerca de su manera de interpretar los hechos, sentirse y en consecuencia comportarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario